"Cardía. De llanto... y amor", ha llenado durante los tres días de su estreno el Teatro Principal de Zaragoza de materia, emoción y espíritu en un viaje en el alma de dos regiones mediterráneas del sur de Europa, la italiana Salento y Aragón.
El aragonés Miguel Ángel Berna, representando a la materia, la italiana Manuela Adamo (emociones) y el turco Ziya Azazi (espíritu), junto a la cantante italiana María Mazzotta y el veterano actor Brizio Montinaro en el papel de observador que cuenta lo que acontece dan garra a una vibrante creación en la que se conjugan las danzas, las músicas y las palabras en griko (dialecto grecosalentino).
La intensidad en cada una de sus danzas, combinando la jota con los giros derviches, de Berna, Adamo y Azazi, además de la intensidad de Mazzota dando voz en distintos registros a cada uno de los sonidos del Salento y Aragón, dan pie a una historia mundana que profundiza en las tradiciones y la memoria popular de estas tierras distantes entre si pero que han compartido momentos de su historia al principio de la edad moderna.
Durante casi hora y media, la última creación del bailarín y coreógrafo aragonés Miguel Ángel Berna junto a Manuela Adamo y Brizio Montinaro, une danza, música y canciones, todo ello en vivo que incrementa el valor dramático y la intensidad de su trabajo sobre el escenario.
La interpretación del elenco deja claro que se trata de un proyecto multicultural de colaboración y unidad de artistas del más alto nivel en el que, como dijo Berna en la presentación, "cada uno ha puesto de sí todo" y en el que él es uno más porque "sin sus apoyos el telón no se podría abrir".
Además, el bailarín ya adelantó que "se ha embarcado" en un proyecto tan exigente como "Cardía" con quince artistas sobre el escenario con la clara intención de "descubrir nuevos mundos" porque en estas dos regiones se dan curiosas coincidencias comunes como músicas y danzas para curar el mal de alma.
Por ello Berna reivindica esa búsqueda de la universalidad en la que está inmerso en los últimos años y tratando de alejarse de lo local y lo tópico que, como afirmó, "tanto daño nos hace en este país".
Los espectadores aragoneses le han dado el beneplácito al estreno de esta interpretación colgando el cartel de no hay billetes en cada una de las tres representaciones.
También lo ratificaron a lo largo de la interpretación con varias interrupciones con aplausos a la actuación individual de los principales protagonistas.
La presencia en el escenario del turco Ziya Azazi, que en un principio únicamente iba a colaborar durante unas semanas para realizar la coreografía, consigue llevar con sus giros a los espectadores al éxtasis para convertir la obra en un producto global y no una suma de danzas con el nexo común, eso sí, del mar Mediterráneo.
Concluida la representación y como si de un bis de una actuación musical se tratase, Berna con la complicidad del resto de la compañía, en este caso comandados por Mazzotta, ofrecieron un sentido homenaje a dos personajes "recién fallecidos a los 101 años, el Pastor de Andorra y Chimino" de quienes alabó "no solo cómo cantaban, sino lo que nos dejaron".